La esperanza de vida en nuestro país es la más alta de todo el mundo junto a Japón. Entre otros factores, esto se debe a la calidad de vida y a la dieta que procesamos los españoles, que es la más conocida e icónica del mundo, la dieta mediterránea. Junto a otras culturas, podemos disfrutar de unos alimentos de gran calidad, pequeño tamaño y con unas propiedades organolépticas completísimas que hacen que sea casi obligatorio consumirlos. Hoy hablamos de por qué y cuándo tomar frutos secos.
¿Por qué son tan buenos los frutos secos?
Los frutos secos son alimentos muy completos que tienen grandes cantidades de vitaminas y micronutrientes esenciales para nuestro correcto funcionamiento. No obstante, son algo repudiados por algunas personas por su gran aporte calórico. Esta gran cantidad de calorías (kcal) se debe a los niveles de grasas que poseen, pero no hay que alarmarse, son en su totalidad grasas monoinsaturadas, omega 3 y 6. Entran en el selecto club de las grasas buenas junto al aguacate y el aceite de oliva.
No solo son altos en grasas, si no en otros macronutrientes necesarios para llevar el día a día llenos de energía, como las proteínas. Los 5 frutos secos con más proteína son los cacahuetes (tienen la misma proteína que 100 gramos de pollo), las almendras, los pistachos, las nueces y los anacardos. Todos ellos superan los 15 gramos de proteína cada 100 gramos de producto.
Todas estas cualidades los hacen aptos para cualquier tipo de alimentación y estilo de vida, especialmente para aquellos que requieren de dietas especiales o no consiguen llegar a una dieta del todo equilibrada. Por ejemplo, los frutos secos con un «must» para las personas celíacas ya que no tienen ni una pizca ni gluten, salvando por supuesto aquellos productos que sean fritos y ultraprocesados. También hay determinadas marcas que en el proceso de tostar el fruto seco (como el pistacho) le añaden sal y harina. Hay que tener cuidado si esta harina es de maíz o de trigo, y decantarse más por aquellos frutos secos que estén tostados con harina de arroz. Muchas empresas no suel
en dar esta información y si eres celíaco y no entiendes por qué últimamente los frutos secos no te están sentando bien, quizás esta sea la respuesta.
Los frutos secos y el cerebro.
Mens sana in corpore sano es una frase en latín que como bien se puede entender quiere decir «mente sana en un cuerpo sano». No solo vale que nuestro físico sea un templo si nuestra parte mental está descuidada. Los frutos secos ayudan al cerebro y favorecen a la memoria cómo indican estudios realizados por universidades estadounidenses por sus aportes en melatonina que ayuda al sueño reparador, la vitamina E, el omega 3 y 6 y el ácido fólico, que reduce el riesgo de padecer enfermedades cerebrovasculares.
¿Cuándo consumir frutos secos?
Como comentaba antes, el gran aporte calórico que dan los frutos secos supone que han de ser consumidor al comenzar el día para que el cuerpo tenga margen de tiempo para gastar toda esa energía. Es aconsejable comerlos en el desayuno o en el almuerzo.
Si somos deportistas, también es una buena opción para comerlos como el preentreno, ya que notaremos como nos refuerzan y la fatiga muscular llega más tarde.
La dosis diaria de ingesta de frutos secos depende de nuestra necesidad de ingesta calórica, vaya sorpresa. Hay frutos secos con un aporte calórico y una cantidad de grasas mayores que otros, pero las cantidades no son muy dispares. Como estándar, la cantidad de frutos secos recomendada al día es de unos 20 a 30 gramos. Hablando claro, esto serían de 8 a 10 nueces o de 10 a 12 pistachos. Si eres una persona muy deportista y con un estilo de vida activo, estas cantidades las puedes aumentar sin ningún problema.
Por lo tanto, una bolsita de 100 gramos de pistachos contiene 3 veces la dosis diaria requerida. Es por ello que los formatos que van de los 100 a 200 gramos son los ideales para tener en caso si somos el tipo de consumidor que se come un puñadito de vez en cuando.
Esta breve explicación nos basta para mostraros las grandes características que tienen estos frutos de pequeño tamaño, además de abrios muchas posibilidades para adaptar nueces, pistachos o almendras a vuestros platos, ya sean dulces o salados.
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